Sabía que vendrías

Quería que vinieras a escribir mi historia y temeraria desafié al destino. Te esperé en la esquina más bella de mi vida, vestida de alegría y sacudida de dolores mientras tejía puentes con hilos de colores porque tu llegada merecía una fiesta. Detuve el tiempo en primavera y bailé contigo por las noches; mandé al carajo a mi siquiatra y aprendí a hornear pasteles de vainilla. Te vestí de abrazos y reposé en tu almohada, mientras enredaba mis pies a los tuyos para ver la tele, para acompañar tus pasos, para ir contigo al fin del mundo. Acaricié tus risos con mis manos y me propuse comprender lo que pensabas. Dormí pegada a tu piel y en los crepúsculos velé tus sueños, soñando, que la felicidad habitaba en tu chistera.412832793_de1d398e6c_b

Quería que vinieras y en alguna vida intuí tus ojos grises. Me puse a la sombra del más bello sauce y aguardé la fuerza de tus pasos. Soñé contigo desde antes y desde mucho antes sospeché tu arribo. Preparé el silencio, acallé los vientos y alerté el instinto para que nada eclipsara tu llegada. . . y no hubo promesas, porque cuando llegaste, no dijiste nada.

Quería que vinieras a mí vida y aprendí a escribir cartas cursis mientras reservaba para ti la parcela del alma en la que solo caben las historias buenas, esas que duran tres vidas, esas que pensamos nuestras porque de niñas nos contaron cuentos de princesas. Abrí mis brazos a la entrega aun con consecuencia, abracé las noches vestida por la luna. . . y me cegué con la locura del amor que por no ser, destruye todo intento de sonrisa.

Sabía que no eras y aun así me quedé contigo.

Hoy

ya eres parte de la no vida que dejé atrás. Fuiste el protagonista de mis tardes de tormenta y de mis amaneceres dementes. Estabas presente en mis planes y en mis sueños y con el vendaval de tu locura de adolescente eterno, pasaste sobre ellos sin lealtad ni estima. Fueron tus ojos los que aparcaron mis anhelos y tus manos las que los tiraron al desierto. A tu vera, durante años enterré mi vida noche a noche y, a la mañana siguiente, me di a la tarea de reconstruir cada trocito del desastre mientras me decía que ese, sería mi último insomnio.

images-4Hoy,

veo como llegas en el reposo de la noche, vestido de fugitivo caminando en el silencio de las no promesas, con tu casaca marrón y el viejo sombrero de piel que da sombra a tu mirada de camelar ingenuas. Ahora, cuando por no sentir ya no te reconoces y cuando sabes que el esquivar la ternura solo te dejó tristezas, vuelves con tu discurso antiguo y la súplica de un nuevo intento, porque en alguna parte oíste que no es bueno envejecerse solo.

Hoy,

cuando sabes que los trenes a paraísos de otros tiempos ya no pasan; cuando cuentas tus auroras en medio de inciertos despertares y coleccionas días vacilantes en tu vida ya borrosa, regresas triste, lánguido y reptando en tus pesares para resucitar un amor al que hace años diste entierro de tercera.

Sabía que vendrías

Y el té de menta espera tibio en tu taza preferida. Hay flores en la mesa y el Habla del silencio aguarda por si se te antoja un brindis. Tu equipaje espera preparado hace veinte años y he metido nuestra historia en tu maleta, te he dejado de recuerdo algunos planes, en un bolsillo deposité dos sueños y, para que la nostalgia puñetera llame de vez en cuando a tu puerta, una cajita con mi incienso de canela.

Y no, ya no hace falta que me beses la mejilla, porque ver de nuevo mi sonrisa en el espejo es la más digna cura que de ti me he hecho,

es la forma más noble de recordarme viva,

es la certeza de reconocerme sabia.

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8 comentarios en “Sabía que vendrías

    • Lo bonito de todas estas experiencias es verlas como aprendizaje de vida, como escuelas, como maestras en el arte del crecimiento personal. Mirar los acontecimientos con la perspectiva de tantos años, es de verdad, una manera de corroborar lo sabia que es la vida y lo sabias que nos vamos haciendo a medida que ella nos va pasando. Gracias, mi amiga hermosa por estar ahí, siempre, por leerme y por apoyar todos mis procesos. Muuuaaahhh!!!

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