→Cuando era niña nada me hacía más ilusión que estrenar ropa y zapatos el día de Año Nuevo. Cuidaba con mimo que nada me manchara los vestidos y soñaba con caminar por las nubes para que los zapatos permanecieran intactos, conservando ese olor a nuevo que tanto me gustaba -¡y me sigue gustando!-.
Hoy, la adulta que representa a esa niña que aun habita en mí, con otras prioridades, con sueños distintos y vestida con ropajes que ya no huelen a novedad, saluda este año con la ilusión infantil de estrenar las 365 nuevas oportunidades que me trae el 2015. Regalarme versiones de mí misma, renovar algunas de mis viejas ideas, refrescar conceptos pasados, adoptar algunos nuevos y avivar los sueños que a veces se adormecen, me da tanta ilusión como cuando era niña y pisaba el cielo con mis zapatos nuevos.
Me quito el sombrero para hacer la venia a este porvenir y estreno año sin que me importen los fracasos del pasado, sin arrepentirme por las decisiones poco acertadas, sin remordimientos por las obras menos afortunadas y sin dolor por los momentos perdidos. Recibo estos doce meses como incontables posibilidades de sentir que la vida es generosa conmigo y con toda la ilusión que me da su olor a nuevo. Abro este regalo cubierto con 365 hojas de papel brillante con la alegría de tenerme como nadie me tiene. Comienzo esta nueva vida –por aquello de que Año Nuevo, vida nueva– soltando las limitaciones del pasado y cerrando mi puerta a los apegos. Inauguro este porvenir con la seguridad de que el universo está de mi parte y que nada, ni nadie, me robará la sonrisa.
Me lanzo a caminar más libre de dogmas, de prejuicios, de valoraciones negativas, de quejas absurdas, de críticas dañinas y de suposiciones a priori. Empiezo consciente de mis aciertos, perdonando mis faltas de tacto y las elecciones frustradas. Abro mi consciencia para esforzarme en ser mejor ser humano, más solidaria, más amable, más noble y por ser mucho, muchísimo más humilde.
Y,
estrenando año con la misma ilusión de cuando ataba mis zapatos nuevos, abro mis brazos a ti, mi amigo de siempre, mi amigo del alma, mi amigo de vida. A ti, mi amigo ocasional, mi amigo de oídas, mi amigo de vista, mi amigo virtual, mi amigo conocido y a ti… ¡mi amigo por conocer! Te ofrezco afectos de esos que acompañan en los días con sol y en las noches con lluvia y deseo para ti que el camino que elijas, con dirección al norte o dirección al sur, con dirección al centro o sin dirección alguna, sea tu mejor elección.
Te regalo mi sonrisa y el deseo sincero porque ¡jamás pierdas la tuya!
¡Bienvenido 2015, te recibo de pie, te doy mis flores y con todas las ganas extiendo los brazos para celebrarte!←
Amen, amen y amen
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Solo basta con tu decreto y así será querida Bibiana,
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¡Qué tangas un gran año!
Y yo que lo vea…
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Lo de «tangas» no es una indirecta. Es una errata donde quise decir «tengas». Aunque «pensándolo bien»…
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Definitivamente cuando te llega el hilo del verso, eres imparable. No puede ser de otra manera, una mujer, como tú, que has vivido plenamente, ahora aportando en la construcción de sueños. Gracias por esas palabras que llegan precisas en una época en la que se pretende definir los instantes…y motivas a querer definir los míos. 2015 abrazos.
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Trataremos de perder la sonrisa las menos posibles veces y llevar el año con toda la alegría del mundo. Gracias por tu escrito y muy feliz Año Nuevo para ti…
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Hermoso escrito mi Bibianita,se me aguaron los ojos porque me trasladaste a mi infancia, donde igual que tu quería volar para que no le pasaran nada amis zapaticos nuevos,con el amor, cariño y aprecio,en este momento le ruego a Dios nos de la oportunidad de recorre los 363 días de este 2015, gracias a Dios y a la santísima virgen, ya recorrimos los 2 primeros,te deseo lo mejor,te felicito por la forma como escribes,y por el talento para la fotografía,eres una persona hermosa.
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