→La historia de Santos es una historia triste, como lo son todas las historias de migración obligada, como lo es la vida de los “sin papeles”; como son las circunstancias de una sociedad “tercermundista” que doblegada por la inequidad empuja a sus hijos al desarraigo y los arroja a las calles del “primer mundo”, en las que las zancadillas –puestas de mil maneras- niegan también la posibilidad de la subsistencia digna. ←
Crónica que me ha sido publicada en el Diario El País, y que te invito a leer aquí